13/01/2015
A Fernán Pérez Calvillo II, Señor de Cotillas, lo vemos combatiendo con sus ballesteros en Caravaca, Granada o el valle del Almanzora a comienzos de siglo XV. Poco después hará otro tanto contra su cuñado, Alfonso Yañez Fajardo, al que acude a buscar, en dos ocasiones, a la capital con 1.200 hombres, pese a la intermediación del rey. La primera tenia lugar los primeros días de enero de 1417. El Señor de Cotillas derribaba la Puerta Nueva y entraba con sus lanceros y ballesteros, acantonándose en la plaza de Santa Eulalia, donde además tenía posesiones.
Inmediatamente el Adelantado, regidores y hombres buenos acudieron a pedirle que cesase en el asalto y abandonara la ciudad sin que Calvillo les hiciese caso. Además sus hombres asaltaron calles y casas, matando e hiriendo a quien se cruzaba en su camino, quemando y robando lo que podían.
La vendetta entre Fajardo y Calvillo llegaba así a su culmen, cada uno con sus seguidores a la búsqueda de más poder e influencias. Los desmanes cesaron cuando el Rey Juan II enviaba a Alonso Rodríguez a poner paz, si bien Calvillo, algo bravucón, se resistió a obedecer en principio, alargándose la tensión varios días.
Pero la paz duro poco, ya que el Señor de Cotillas continuó con su hostilidad frente a Fajardo, combatiendo ambos en Cotillas y Molina. Cinco años después Carrillo volvía a las andadas y con gente a caballo y a pie, entre la que encontramos malhechores, moros, cristianos y hasta condenados a muerte, asaltando de nuevo la ciudad.
En esta ocasión llegó a ser detenido y encerrado en la cárcel, tapiándose puertas y ventanas para que no pudiera escapar. Pero no fue preciso que él lo intentara. Basto con enviar una carta al Rey para que este ordenara su puesta en libertad.
De semejantes hechos se llegó a escribir un libro, si bien al autor se le pago para que mantuviera la boca cerrada y los hechos no fueran conocidos fuera de Murcia.