Fernando Abad, el «Contador de Historias» en Onda 92 Radio, nos transportó en su más reciente entrega a las raíces mitológicas de algunas de nuestras costumbres y palabras cotidianas. La emisión, que coincidió con el Día Mundial del Saludo , desveló desde la explicación detrás del apretón de manos hasta la trágica historia de amor del dios Apolo que dio origen a la corona de laureles y, sorprendentemente, a la palabra «bachillerato».
🤝 ¿Por qué nos damos la mano?
La historia del saludo se remonta a la peligrosa Ruta de la Seda. En este trayecto comercial, la amenaza de ladrones y bandidos armados era constante.
- Cuando dos hombres se encontraban, la incertidumbre era si el encuentro sería amistoso o mortal.
- La tradición nació como una forma de demostrar que no se portaba ninguna arma. Las personas levantaban las palmas de la mano y las juntaban, un gesto que indicaba que estaban desarmados.
- De este simple acto de mostrar las manos abiertas surgió la costumbre de darse la mano como señal de paz y saludo.
🏹 Apolo, Dafne, y el nacimiento del Laurel
La mitología griega nos regala el origen de la famosa corona de laureles. La historia comienza con el dios Apolo, conocido por ser el dios de la guerra y el dios de todos los arqueros.
La Lucha contra Pitón
Según la mitología, Apolo adquirió gran fama tras derrotar a Pitón, una gigantesca y voraz serpiente que aterrorizaba a la población en la Tierra.
- Ante la súplica de ayuda, Apolo usó su arco para lanzar una «lluvia de flechas» sobre la criatura, logrando matarla.
- En agradecimiento, la gente en la Tierra comenzó a construir esculturas en su honor, lo que hizo que la fama de Apolo «se le subiera a la cabeza».
La venganza de Eros (Cupido)
El ego de Apolo lo llevó a burlarse de Eros (conocido también como Cupido), un dios pequeño y alado que portaba un diminuto arco y flechas. Eros, molesto, planeó una cruel venganza.
- Eros poseía dos tipos de flechas: las de oro (que provocaban amor) y las de hierro (que causaban aversión al amor).
- Lanzó una flecha de oro al corazón de Apolo, justo cuando pasaba la hermosa ninfa Dafne.
- Al mismo tiempo, disparó una flecha de hierro al corazón de Dafne, asegurando que ella jamás podría enamorarse de nadie.
La conversión en Laurel
Apolo, perdidamente enamorado, acosaba a Dafne, quien no podía corresponderle por efecto de la flecha de hierro. Desesperada, Dafne acudió a su padre, el creador de todas las plantas y árboles.
- Para salvar a su hija del acoso, el padre convirtió a Dafne en un árbol ante los ojos de Apolo.
- Apolo, destrozado y viendo su amor imposible , tomó las hojas del árbol y se construyó una corona, prometiendo llevarla en honor a su amada por el resto de su vida.
- Ese árbol era el laurel.
🎓 De los Héroes al «Bachillerato»
La corona de laureles se hizo famosa porque las esculturas y pinturas de Apolo lo representaban siempre con ella. Con el tiempo, se convirtió en un símbolo de distinción y victoria.
- Símbolo de Honor: Se decidió que la corona de laureles se entregaría a aquellas personas que lograban una gran gesta militar, deportiva o de sabiduría, emulando al dios Apolo.
- «Dormirse en los laureles»: Cuando un militar ganaba una gran batalla y recibía su corona, sentía que ya no tenía que luchar más, que su trabajo había terminado. Esta actitud de «descanso» tras el éxito dio origen a la frase popular: «Te has dormido en los laureles».
- El Origen de «Bachillerato»: La costumbre también se extendió a los mejores estudiantes, a quienes se les colocaba una corona de laureles. La expresión en latín para «corona de laureles» es Baccalaureate. De esta palabra latina deriva directamente el término que usamos hoy en día para una etapa educativa: bachillerato. En lugares como Roma, todavía se mantiene la tradición de coronar con laureles a los estudiantes graduados, llamados «laureados».
💡 El Valor de la Sinceridad
Abad concluyó con otra curiosa historia que explica el origen de la palabra «sincero». Se remonta a la época de Miguel Ángel, el escultor.
- Los escultores menos talentosos, para disimular las grietas o defectos en sus obras de mármol, solían taparlos con cera.
- Para verificar la calidad de una escultura antes de comprarla, los clientes la quemaban. Si la cera se derretía, los fallos salían a la luz.
- Miguel Ángel, en cambio, era tan perfeccionista que si una de sus esculturas se agrietaba, simplemente descartaba la piedra y comenzaba de nuevo; jamás usó cera.
- De esta práctica se decía que Miguel Ángel era un escultor sin chere («sin cera») , dando origen a la palabra «sincero» para referirse a una persona que no tiene nada que ocultar.
Historias como estas, sean reales o mitológicas, nos recuerdan que las tradiciones y el lenguaje siguen atados a narrativas ancestrales que dan forma a nuestro mundo moderno.
*Contenido e imagen generados con asistencia de IA.

